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Hola compañer@s maestr@s, Bienvenid@s a mi publicación!
Hoy les dejo información sobre Esopo. Seguro muchos lo han escuchado nombrar y no saben quien fue. A mi me pasó igual, por eso les comparto este material.
Esopo
(S.VI a.C.) Escritor griego. Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica se explicita en una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género, igual que asignó a Homero la paternidad de la épica. Hasta muchos siglos después no se dudó de la existencia efectiva de ambos, señalando además la perfecta antÃtesis entre las dos figuras: Homero como cantor de las gestas de los héroes, Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo aspecto de animales. En ambos casos, numerosas ciudades se disputaron el honor de ser su cuna.
BiografÃa
Pocos datos seguros existen sobre la biografÃa de Esopo, y ya en la época clásica el personaje real se vio rodeado de elementos legendarios, quedando definitivamente cubierto por la ficción y la fantasÃa cuanto pudo tener de histórico. Ello no ha de llevar forzosamente a refutar su existencia, ya que un historiador de tanto crédito como Herodoto lo describe como un esclavo de un ciudadano de Samos que habÃa vivido en la centuria anterior. Según una tradición muy difundida, Esopo nació en Frigia, aunque hay quien lo hace originario de Tracia, Samos, Egipto o Sardes. Sobre él circuló una gran cantidad de anécdotas e incluso descripciones sobre su fÃsico que se hallan recogidas en la Vida de Esopo, publicada en el siglo XIV al frente de una recopilación de sus fábulas preparada por el monje benedictino Máximo Planudes.
AsÃ, se cuenta que Esopo fue esclavo de un tal Xanto o Janto de Samos, que le dio la libertad. Debido a su gran reputación por su talento para el apólogo, Creso lo llamó a su corte, lo colmó de favores y lo envió después a Delfos para consultar el oráculo y para ofrecer sacrificios en su nombre y distribuir recompensas entre los habitantes de aquella ciudad. Irritado por los fraudes y la codicia de aquel pueblo de sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a los dioses los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este prÃncipe las riquezas destinadas a los habitantes de Delfos.
Éstos, para vengarse, escondieron entre el equipaje de Esopo una copa de oro consagrada a Apolo, le acusaron de robo sacrÃlego y le precipitaron desde lo alto de la roca Hiampa. Posteriormente se arrepintieron, y ofrecieron satisfacciones y una indemnización a los descendientes de Esopo que se presentaran a exigirla; el que acudió fue un rico comerciante de Samos, descendiente de aquel a quien Esopo habÃa pertenecido cuando era esclavo. De todo este relato parece histórico que Esopo fue un esclavo y que viajó mucho con su amo, el filósofo Janto; también se concede bastante credibilidad al episodio de su muerte.
Las Fábulas de Esopo
Por la mención que hace de ellas el historiador Herodoto, se sabe que las Fábulas de Esopo eran muy populares en la Grecia clásica, afirmación atestiguada también por Platón y Aristófanes. Conocer a Esopo nunca fue un privilegio de letrados: además de divulgarse oralmente, sus fábulas se utilizaban como primer libro de lectura en las escuelas. La recopilación más antigua conocida es la que hizo en el siglo IV a.C. el retórico Demetrio de Falero, discÃpulo de Teofrasto, que reunÃa alrededor de quinientas fábulas y que no ha llegado hasta nosotros.
Las colecciones que se conservan completas son de épocas muy posteriores: la Collectio Augustana, presumiblemente del siglo I o II d. C., la Collectio Vinobenensis, compuesta por relatos un tanto más coloridos, aunque con un estilo algo descuidado, y una refundición de las dos anteriores, la Collectio Accursiana (1479 o 1480), que fue durante mucho tiempo la recopilación más difundida. Escritas en el lenguaje de su época, y lejos por lo tanto de los textos originales de la era clásica, estas colecciones contienen un núcleo primitivo esópico aumentado después y notablemente transformado en el decurso de los siglos.
El género de la fábula quedó ya definido por Esopo al dotar a la mayorÃa de sus cuentos de una serie de caracterÃsticas constantes. Las fábulas de Esopo son breves narraciones compuestas en un estilo sencillo y claro (como el habla del pueblo al que se dirigen), que tienen habitualmente como protagonistas a animales personificados, es decir, dotados de la capacidad de pensar y hablar, y cuya finalidad es transmitir una enseñanza moral práctica y elemental. Precedentes de esta forma literaria se encuentran en HesÃodo, que presenta el ejemplo más antiguo con su relato del azor y el ruiseñor en Los trabajos y los dÃas, y en la lÃrica de ArquÃloco, con los relatos del zorro y el mono.
La fábula esópica tiene como tema predominante las relaciones e interacciones sociales entre los seres humanos, que son descritas desde una visión irónica del mundo y de las estructuras de poder. Una de las fábulas más breves dice: "Una zorra miraba con desprecio a una leona porque nunca habÃa parido más de un cachorro. Sólo uno, respondió la leona, pero un león". La enseñanza contenida en estas breves piezas es una moral común y popular: la prudencia y la moderación son las virtudes supremas; son estimadas la fidelidad, el agradecimiento, el amor al trabajo. Pese a ello, no queda en absoluto desprestigiada, por ejemplo, la astucia que sabe aprovecharse de la estupidez ajena. No se expresa, pues, una ética rÃgida, sino una moral pragmática y popular, presidida por el sentido común.
Los animales encarnan determinadas cualidades o actitudes frente a la vida; tales atributos pueden ser negativos o positivos, y en función de ello se verán castigados o recompensados en el desenlace de relato. Dichas cualidades se atribuyen a los animales siguiendo una tipologÃa que permanecerÃa inalterada entre los seguidores e imitadores que desarrollaron el género: la zorra es la encarnación de la astucia; el lobo, de la maldad; la hormiga, de la previsión; el león, de la majestuosidad. De este modo, a través del comportamiento de los animales, las virtudes y defectos del ser humano son viva y eficazmente puestos de relieve ante el lector. Hay que advertir que, aunque esta sea la tónica general, en algunas de las fábulas intervienen también seres humanos o divinidades.
Del desenlace de la historia se desprende, como ya se ha indicado, la enseñanza moral: el desenlace premia o castiga a los animales protagonistas en función de si poseen una cualidad positiva o negativa. Pese a ello, y para que no quede duda alguna, se añade después del relato una moraleja explÃcita en forma de frase sentenciosa.
Véase, por ejemplo, El perro y la carne: "Junto a un rÃo de manso curso y cristalinas aguas, caminaba cierto perro ladrón con un hermoso pedazo de carne entre los dientes. De pronto, se vio retratado en el agua. Y como viera que otro compañero suyo llevaba también en la boca un buen trozo de carne, quiso apoderarse de él. Soltó la carne, que desapareció en el rÃo, y contempló, espantado, que se quedaba sin el bocado verdadero y sin el falso". Es obvio que la historia previene contra la codicia, defecto por el que el perro ha sido castigado, pero igualmente se añade la moraleja sentenciosa: "Asà siempre sucede al codicioso, que pierde lo propio queriendo apoderarse de lo ajeno."
Cinco siglos después de Esopo, una colección latina versificada del siglo I d.C. hecha por Fedro, un esclavo liberado por el emperador romano Augusto, incluyó fábulas inventadas por el propio autor junto con otras esópicas tradicionales, reelaboradas con mucha gracia y que influyeron en la manera adoptada por escritores posteriores. Similar alcance tuvieron en el siglo II d. C. las fábulas griegas en verso de Babrio, y durante la Edad Media las de Esopo tuvieron una extraordinaria aceptación. En el siglo XVIII, con el auge del Neoclasicismo, el género pareció vivir una edad de oro de la mano de autores tan prestigiosos como el francés La Fontaine. En lengua castellana alcanzaron gran fama en la misma época las fábulas de Félix Samaniego y Tomás de Iriarte.
El león y el ratón (ilustración de Gustave Doré)
Algunas de sus fábulas:
El águila y el escarabajo  -  El águila y la zorraÂ
El campesino y la serpiente  -  El cuervo enfermoÂ
El cuervo y la zorra  -  El invierno y la primaveraÂ
El labrador y la vÃbora  -   El león enamoradoÂ
El león y el ratón  -   El león y el delfÃnÂ
El lobo y el busto   -   El niño que se ahogabaÂ
El pastor mentiroso   -   El parto de los montesÂ
El perro que llevaba un trozo de carne   -    El perro y la campanillaÂ
El ratón de campo y el ratón de ciudad   -    El ratón y la ranaÂ
El viejo y la muerte   -    La cigarra y la hormigaÂ
La comadreja y el gallo   -    La comadreja y las gallinasÂ
La gallina de los huevos de oro   -   La liebre y la tortugaÂ
La rana que quiso ser buey   -    La rana y la zorraÂ
La zorra y la cigüeña   -    La zorra y las uvasÂ
Las ranas y su rey   -    Las ocas y las grullas
Fábula de Esopo: El león preso y el labrador
Cierta vez, un León, entró en el establo de un Labrador, éste, con las intenciones de tomarlo prisionero, cerró la puerta. El León, al darse cuenta de que no podrÃa salir, empezó a comerse un carnero, luego una vaca y luego a muchos de sus bueyes. El Labrador al ver que ya ningún animal le quedaba y temiendo por su vida, de inmediato abrió la puerta para que se fuera el León. Siendo asÃ, el León se marcho.
La esposa del Labrador, quien vio toda la acción y ver cómo se quejaba su marido le dijo:
“Te mereces todo esto por haber querido encerrar a una fiera, cuando desde lejos le debiste temer.â€
Moraleja
Lo mismo le ocurre a aquellos que provocan a otros que tienen más fuerza y poder que ellos. Más vale prevenir que lamentar.
El viejo perro cazador
Un viejo perro cazador, que en sus dÃas de juventud y fortaleza jamás se rindió ante ninguna bestia de la foresta, encontró en sus ancianos dÃas un jabalà en una cacerÃa. Y lo agarró por la oreja, pero no pudo retenerlo por la debilidad de sus dientes, de modo que el jabalà escapó.Â
Su amo, llegando rápidamente, se mostró muy disgustado, y groseramente reprendió al perro.Â
El perro lo miró lastimosamente y le dijo:Â
-Mi amo, mi espÃritu está tan bueno como siempre, pero no puedo sobreponerme a mis flaquezas del cuerpo. Yo prefiero que me alabes por lo que he sido, y no que me maltrates por lo que ahora soy.
Moraleja
Respeta siempre a tus ancianos, que aunque ya no puedan hacer de todo, dieron lo mejor de su vida para tu beneficio.
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